Nos ha pasado a todos, estamos en un bar, recibimos una llamada de teléfono y nos salimos a la calle a hablar para tener algo de intimidad. Comenzamos a dar vueltas en círculo o empezamos a caminar desde un punto a otro de forma continuada. Poco a poco la distancia comienza a crecer y somos capaces de acabar a 3 Km de donde comenzamos la conversación.
Incluso si estamos sentados en una sala, con tranquilidad y en soledad, cuando recibimos una llamada, muchos de nosotros nos levantamos para hablar y comenzamos a dar vueltas de aquí para allá.
¿Nunca os ha ocurrido algo así?
Y no solo eso, sino que también gesticulamos igual que si tuviésemos a nuestro interlocutor delante. Incluso más, ya que, determinados gestos que no haríamos en una conversación presencial sí los hacemos por teléfono. Así que hacemos todos los gestos que haríamos con la otra persona delante y todos los que nos apetece hacer aprovechando que en la conversación no está esa persona delante.
¿Por qué caminamos tanto al hablar por teléfono?
En realidad la acción de caminar mientras hablamos por teléfono es algo que hacemos como ayuda para intensificar la concentración. Muchas veces cuando ocupamos nuestros sentidos en una acción principal, el resto de sentidos que no utilizamos ayudan a realizar la tarea principal si los ocupamos en la realización de tareas básicas y/o automatizadas.
Por eso, a veces, cuando charlamos por teléfono caminamos continuamente o en otras ocasiones comenzamos a hacer garabatos sin sentido con un bolígrafo. Todo ello contribuye a focalizar la atención todavía más en la tarea principal, por eso, cuando vamos hablando por la calle por teléfono móvil o escribiendo mensajes es tan peligroso. La atención la monopoliza por completo esa acción principal y somos capaces de cruzar un semáforo en rojo:
o de caernos en un agujero de una obra. Y ni que decir tiene lo importante que es no hacerlo en el coche.
0 comentarios